lunes, 22 de enero de 2018

RESEÑA #73 "MUJERCITAS" - LOUISA MAY ALCOTT


TITULO: Mujercitas (Little women).
AUTOR: Louisa May Alcott.
EDITORIAL: ANAYA.
Nº Pag: 304.
ISBN: 9788466793155.

SINOPSIS:
Mujercitas narra cómo cuatro niñas se convierten en mujeres, con la Guerra de Secesión norteamericana como telón de fondo. Son momentos difíciles, que la familia March, afrontará con fortaleza y dignidad. Pero la novela va más allá de la transmisión de los valores de la burguesía decimonónica y nos muestra "el valor del trabajo para la independencia de las mujeres, la necesidad de construir una realidad mejor", y la importancia de virtudes como el esfuerzo personal o la solidaridad.



OPINIÓN PERSONAL
     La lectura de hoy bien puede considerarse una muy buena forma de inaugurar las reseñas que se desarrollarán este nuevo año, pues su concepto atemporal, en mi opinión, se acomoda confortablemente a todos los gustos literarios, resultando adelantada a sus tiempos en algunos aspectos. Se trata de “Mujercitas” de Louisa May Alcott, autora nacida en noviembre de 1832 en Pensilvania, en un hogar donde fue educada por su propio padre. Este fue un filósofo y escritor del que conservaría sus ideales y seguiría las corrientes abolicionistas así como su afán por conseguir que se implantase el sufragio femenino, derecho inalcanzable en aquellos días y que hoy nos resulta algo normal. Junto a sus tres hermanas, creció y vivió en Nueva Inglaterra y desde temprana edad, se dedicó a diferentes laborales con el fin de ayudar económicamente a la familia. A medida que alcanzaba la edad adulta, Louisa se mostraba más activa en la política, haciendo público su apoyo a favor del voto femenino y su negativa frente a la esclavitud. Nunca llegó a contraer matrimonio, siempre se volcaba en ayudar a los demás sobre todo tras la pérdida de su madre, momento en el que tomó las riendas del hogar y la familia. También participó en la Guerra de Secesión, ayudando como enfermera en un Hospital de Georgetown. A consecuencia de sus días ejerciendo dicha labor, Louisa enfermó de envenenamiento por mercurio, lo que puso fin a su vida a la edad de 55 años, el mismo fatídico día que su padre estaba siendo enterrado. Aunque previamente había escrito varias obras y poemas, muchos de ellos bajo el seudónimo de A. M. Barnard, no fue hasta la publicación de “Mujercitas” en 1868 cuando realmente alcanzó el éxito y reconocimiento que aún perdura en nuestros días. A esta primera obra le seguiría “Good Wives” (1869) o como tradujeron aquí “Aquellas mujercitas”, “Little Men” (1871) u “Hombrecitos” y “Jo´s Boys” (1886) o “Los muchachos de Jo”, con el que se concluye esta saga familiar. Con posterioridad Louisa publicaría otra serie de volúmenes relacionados con los anteriores y que en cierto modo, seguían la línea de los primeros algo que le ayudó a conservar sus lectores más fieles. Adaptada al cine en repetidas ocasiones, mi versión favorita es la de 1994, protagonizada por Susan Sarandon, Kirsten Dunst y Christian Bale, entre otros, y en la que Winona Ryder interpreta a una magnífica y rebelde Jo, papel por el que fue nominada al Oscar. Adaptación que he disfrutado en repetidas ocasiones, aunque avergonzada reconozco que hasta este momento no había leído la obra de fama mundial. Estas navidades fueron marco ideal para su elección, adelantándoos que si su adaptación cinematográfica me encanta, el libro me ha redescubierto las sensaciones más placenteras de la mejor de las lecturas, reviviendo como vez primera esta entrañable historia y sus personajes, esos protagonistas que forman parte de nuestras vidas, porque ¿quién no ha oído hablar de “Mujercitas” o se ha emocionado con su adaptación?
 


      El relato no sitúa entre 1861 y 1865 con el trasfondo de la Guerra Civil de los Estados Unidos, concretamente en la ciudad de Concord (Massachusetts). Robin March, el padre de familia, es el capellán del ejército por lo que se encuentra en plena guerra alejado del hogar, con el que mantiene correspondencia. Es Margaret March, su esposa, la encargada del cuidado de la familia en su ausencia, con ayuda de Hannah Mullet, la afable y atenta criada que desde hace años trabaja para ellos. El matrimonio tiene cuatro hijas que comprenden la edad de 16, 15, 13 y 12 años y aunque todas muestran una correcta y marcada educación, cada una de ellas presenta un carácter singular y muy personal. La mayor, Margaret, “Meg”, cuya belleza la hace destacar sobre las demás, es la más responsable ayudando a la familia a través de su trabajo como institutriz; suele ocuparse de la atención y cuidado de la más pequeña. Josephine o como prefiere ser llamada, “Jo”, le apasiona leer y escribir y se niega a seguir los cánones impuestos por la sociedad, lo que la lleva a mostrar un actitud sarcástica, fuerte y por momentos, indómita…algo no bien aceptado en una mujer de su época. Esta siente predilección por Elizabeth, “Beth”, que aunque es la hermana más tímida y temerosa de todas, ayuda incasablemente a los más necesitados; esta encuentra en la música y su piano, el refugio idóneo donde esconderse del mundo. Por último Amy, una niña de aspecto angelical cuyo afán por destacar, hablar y llegar a comportarse como alguien de mayor edad la lleva a meterse en más de un lío, y aunque muestra un don especial para el arte y la pintura, este se ve salpicado por su actitud presuntuosa. El hogar se rige por una rutina en la que todas saben cuál es su cometido y pese a que en ocasiones el aburrimiento o la monotonía les aborda, siempre salen al paso encontrando algo con lo que entretenerse. A veces es Jo y sus dotes teatrales quien ameniza sus momentos monótonos, otras es gracias a Laurie, el nieto del sr. Laurence y vecino de la familia March. El joven que, aunque tímido en un principio, logra entablar una preciosa relación con las chicas mostrándose por momentos divertido y vivaracho, sobre todo con Jo con la que forja unos fuertes lazos de amistad. De este modo y en plena adolescencia, las jóvenes van creciendo y formando parte de un mundo y una sociedad en la que algunas se siente cómodas y otras rehúsan su aceptación, y van afrontando lo que supone dejar atrás la niñez y el hogar familiar para, llegado el momento, alzar el vuelo y formar su propia familia. Todo ello lo aprenderán disfrutando de momentos únicos brindados por la amistad y el amor fraternal, pero también viviendo los momentos más tristes, convirtiéndose cada uno de los mismos en lecciones de vida.


      La narrativa de Louisa es sencilla y natural y a medida que maduran las protagonistas, también evoluciona su expresión. En las primeras páginas de la historia, el lenguaje y las conversaciones incluso pueden resultar un tanto infantiles por momentos, pero sin apenas darte cuenta, cuando te encuentras en el epicentro del relato, los diálogos se presentan maduros y reflexivos, con cierta profunda espiritualidad. Quizá lo pueril de ciertas conversaciones se vea influenciado por la traducción, la cual es criticada por muchos como pésima e inadecuada, aconsejándose su lectura en el idioma original para percibir mejor el relato. Esa tesitura de elegir entre una u otra es algo que dejo a vuestra elección. 


     No cabe duda alguna que el libro es un reflejo de la vida de la autora y que el personaje de Jo es una proyección y prolongación suya. Este resultó ser mi personaje favorito, como presumo lo habrá sido para la gran mayoría, despertando la autora mi admiración por su valentía al poner en boca de Jo los innumerables pensamientos y discrepancias que manifiesta con respecto a la figura de la mujer en una sociedad como aquella, no importándole en absoluto llevar un estilo de vida tan desigual al que se le imponía por su sexo, y ello hay que tenerlo muy presente en el contexto histórico del momento. Si tengo que repudiar a uno, ese personaje lleva el nombre de Amy, las ocurrencias y actos que ejecuta en determinados momentos de la trama han logrado que se gane a pulso mi desagrado. En general, los protagonistas son inolvidables y entrañables, capaces como pocos de despertarte un afectuoso sentimiento prontamente, empatizando y liberando tus reivindicaciones frustradas por aquellas inaceptables desigualdades de la época y que aún hoy lastran en según qué lugar en mayor o menor medida, la tolerancia y contemplación de todas las personas como iguales, indiferentemente de su procedencia, sexo, religión, cultura, etc.


     “Mujercitas” hace alusión directa, en muchas de sus líneas, a la obra “Progreso del peregrino” de John Bunyan. Dicha lectura trata sobre la evolución o el crecimiento por medio de la superación de diferentes fases, algo que la autora ha ido transformando en “pruebas” para cada una de las jóvenes, cuyo vencimiento les acerca a la madurez. Estoy de acuerdo con el modo en el que Louisa lo ha reflejado en su historia ya que la evolución de los personajes es progresiva y palpable y, nuevamente, logra un crecimiento progresivo igualmente del lector.


     Recientemente la cadena BBC One ha adaptado este clásico, a modo de miniserie, otra nueva oportunidad para disfrutarla, una  nueva ocasión de compartir con estas cuatro hermanas sus penas y alegrías, celebrando así que este año cumple su 150 aniversario. Lectura imprescindible e imperecedera, a la que le resultará indiferente tu edad y el siglo en el que vivas, siempre resultará una tentadora invitación, irrechazable por otra parte para todo amante de la buena literatura, atemporal e inmortal. No lo demores por más tiempo, no cometas el error que cometí yo de eludir o posponer su lectura, y participa y forma parte de estas divertidas tardes tomando té y disfrutando de las virtuosas capacidades de la familia March.


 “No tengo miedo a las tormentas, porque estoy aprendiendo a navegar mi barco.”


“Ve y abraza tu libertad. Y observa las maravillosas cosas que vendrán de ello.”
  
★ 5/5



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